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Ingenieros del JPL (Laboratorio de Propulsión a Chorro) de la NASA han logrado una hazaña a 25000 millones de kilómetros de distancia: Reparar los propulsores de respaldo de la nave Voyager 1 que se encontraban inoperables desde el año 2004.
En términos generales, las naves Voyager necesitan ajustar 3 clases de movimientos para mantener la nave en comunicacion con la Tierra y mantener su orientación en las profundidades del espacio. Los dos primeros movimientos son arriba-abajo y derecha-izquierda, y permiten mantener la orientación de la antena de comunicación con la Tierra, algo ciertamente vital pues es la forma como se intercambian comandos y datos con la nave. El tercer movimiento vital para la misión, es el movimiento de alabeo o balanceo de la nave, que permite girar la nave sobre su propio eje y mantener su rumbo con respecto a una estrella de referencia. En el caso de la voyager 1 esta estrella de referencia es AC+79 3888 en la constelación de la Osa menor.
Los propulsores principales para ajustar el movimiento de alabeo sufrieron un fallo en el año 2004 debido a la pérdida de potencia en dos pequeños calentadores internos y desde entonces están fuera de servicio. Desde este incidente, la nave operaba con los propulsores de respaldo para ajustar este movimiento. Asi pues, los propulsores principales pasaron a convertirse en respaldo pero con pocas esperanzas de ser recuperados.
Pero la creatividad de los ingenieros encargados de la misión en el JPL, logró reactivarlos justo a tiempo. De acuerdo con el quipo del JPL, por un lado, los motores activos presentan acumulaciṕn de residuos que posiblemente los vuelva inoperativos en el corto plazo (incluso a finales de este año 2025); por otro lado, la prinicipal antena terrestre de comunicación con las naves Voyager entró en mantenimiento y actualización el 4 de mayo de 2025. Se trata de la antena DSS-43 de 70 metros ubicada en Canberra, Australia.
Esta situación practicamente obligó a los ingenierosa a reexaminar la falla de los propulsores averiados desde el año 2004. Notaron que posiblemente la falla estaba a un cambio o perturbación inesperada en los circuitos que controlan la alimentación de los calentadores lo que a su vez había colocado un interruptor en la posición incorrecta. Si lograban devolver el interruptor a su posición original, los calentadores podrían volver a funcionar, lo que les permitiría reactivar los propulsores de alabeo primarios y utilizarlos si los propulsores de alabeo de reserva, utilizados desde 2004, se obstruían por completo.
Efectivamente. El 20 de marzo, los técnicos enviaron los comandos adecuados para activar los propulsores de balanceo inactivos, y luego intentar reparar y reiniciar los calentadores. Si, durante ese tiempo, el rastreador estelar de la nave se alejaba demasiado de la estrella guía, los propulsores de alabeo, se activarían automáticamente (“gracias a la programación de la nave”). Y si los calentadores seguían apagados al activarse, podrían provocar una pequeña explosión, por lo que el equipo necesitaba garantizar que el rastreador estelar estuviera apuntando en ese momento con la mayor precisión posible.
Dada la distancia a la que se encuentra la nave, la señal tarda 23 horas en llegar y otras 23 horas en retornar a la Tierra. Pero la señal de regreso traía buenas noticias: el procedimiento había funcionado y los calentadores de los propulsores motraban signos de recuperación. Lo habían conseguido y la Voyager 1 superaba otro obstaculo en su larga trayectoria de exploración.
Referencias:
Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL . Jet Propulsion Laboratory). Mayo de 2025. Nota de prensa: NASA’s Voyager 1 Revives Backup Thrusters Before Command Pause. (https://www.jpl.nasa.gov/news/nasas-voyager-1-revives-backup-thrusters-before-command-pause/).Mayo de 2025.